LABORIOSIDAD
La laboriosidad suele considerarse como un valor moral o una virtud. Gracias a la laboriosidad, la labor (el trabajo) pasa de ser algo obligatorio o necesario a un valor. Implica realizar las tareas con esmero, atendiendo los detalles y tratando de conseguir el mejor resultado posible.
En el caso concreto, del trabajo como tal se considera que una persona tiene el “don” de la laboriosidad si cumple con todos los deberes que le han sido impuestos, si es constante en sus tareas, si sigue el horario que tiene establecido, si el orden se convierte en una de sus máximas profesionales…
Esto lleva, por tanto, a determinar que quien quiera poseer ese valor debe seguir las siguientes directrices:
• Debe comenzar y acabar su trabajo en las horas que están previamente estipuladas.
• Debe finalizar sus tareas en el orden de llegada e importancia que se haya establecido.
• Debe evitar siempre el dejar los trabajos sin concluir.
• Debe cumplir con todos sus deberes, independientemente de que le gusten o no.
• Debe evitar cualquier tipo de distracción dentro de su ámbito laboral.
• Debe tener todo el material que necesita utilizar en el orden más adecuado.
• Debe también, en la medida que sea posible, ayudar a los compañeros que así se lo soliciten y necesiten.
• Debe comenzar y acabar su trabajo en las horas que están previamente estipuladas.
• Debe finalizar sus tareas en el orden de llegada e importancia que se haya establecido.
• Debe evitar siempre el dejar los trabajos sin concluir.
• Debe cumplir con todos sus deberes, independientemente de que le gusten o no.
• Debe evitar cualquier tipo de distracción dentro de su ámbito laboral.
• Debe tener todo el material que necesita utilizar en el orden más adecuado.
• Debe también, en la medida que sea posible, ayudar a los compañeros que así se lo soliciten y necesiten.
La idea de la laboriosidad es que, con esfuerzo, el trabajo se convierte en una fuerza transformadora y de progreso. Supongamos que un hombre se dedica a vender refrescos en el tren. Sabe que, si trabaja cinco horas al día, consigue el dinero necesario para comer y para mantener a su familia. Sin embargo, con laboriosidad, decide trabajar ocho horas al día para conseguir más dinero, ahorrar y poder comprar una casa.
Como hemos mencionado, la laboriosidad se ha convertido en un valor del ser humano muy importante. Y es que la persona que cuenta con él no sólo se identifica por estar activo y realizar su trabajo de manera competente y profesional sino también por dedicarle tiempo a otros individuos. En este último sentido, también se considera que alguien practica la laboriosidad cuando dedica tiempo a estar con sus hijos, pareja o padres así como quien utiliza su tiempo libre para poder acometer tareas en asociaciones sin ánimo de lucro o entidades de beneficencia.
La laboriosidad, por lo tanto, es hacer algo más que cumplir con lo imprescindible, lo obligatorio o lo mínimo necesario. Supone realizar un esfuerzo extra para conseguir un logro adicional y progresar.
Es importante, de todas formas, no confundir el esfuerzo con la adicción al trabajo ni con la explotación. Una persona tiene derecho a disfrutar del tiempo libre y necesita descansar, sin que eso implique pereza o una falla moral.